jueves, 3 de diciembre de 2015

Neoliberalismo y subjetividad.

La presión y abusos laborales son la regla en las multinacionales, -especialmente en las tecnológicas- porque los costos tan competitivos que ofrecen a sus clientes necesariamente están ligados a los abusos laborales. Lacan dijo que existe una relación entre el sistema económico dominante y los cambios en la subjetividad o sea en “la estructuración psíquica Se preguntó que tiene que ver lo particular del sufrimiento, con los “avances” de la tecnociencia ” y lo llamó el discurso del capitalista. Hace 40/50 años atrás a ninguno de nosotros se nos hubiera ocurrido pegarle a un maestro, cuestionar a nuestros jueces, o pensar en políticos o policías como corruptos. Había una ética. Dice Lacan: El discurso capitalista es algo que se consuma y se consume tan bien que acaba por consumir al sujeto”. Se producen objetos desechables. Lacan dijo que “no es que el capitalismo no sirva para nada, sino que los objetos que produce son los que no sirven para nada”. Estamos en el discurso de los mercados. Vos sabes que en lugar de sujetos hoy en día se habla de los mercados con sus “flujos de capital”. En realidad el agente es Nadie. El esclavo fue sustituido por el obrero y ahora por el robot, de los que naturalizamos su consumo pero que son rapidamente desechados y remplazados por otros, y son la forma de un nuevo discurso que es el discurso del mercado. Es una “ideología de la exclusión del sujeto” donde prima la idea de que los mercados funcionan solos, regidos por sus propias leyes, independientemente de la voluntad de sus actores y de quienes resultan afectados por los movimientos del capital. Hemos escuchado mas de una vez decir “los mercados están nerviosos, hay que tranquilizar a los mercados”. Ultimamente se dice el dólar va a valer lo que diga el mercado. Y esto tiene como efecto la expulsión de parte de la población hacia los bordes y también afuera del sistema. Nosotros lo hemos vivido en carne propia y esperemos que no se repita. El sujeto cree que tiene libertad cuando maneja el control remoto o cuando decide la marca del equipo que va a comprar, pero no puede hacer otra cosa más que seguir lo que indica el manual de instrucciones. No se trata de que el avance de la ciencia no sea bueno, sino del uso que se hace de ella. Internet por ejemplo es un descubrimiento maravilloso, pero le propone al sujeto pertenecer a una comunidad virtual en la que no se necesita poner el cuerpo y te permite ser lo que no sos”. El “pienso luego soy fue reemplazado por el “tengo...”, , “soy un consumidor de...” El objeto tecnológico da respuestas casi ilimitadas de acuerdo a su diseño, pero no sabe quien lo maneja, solo con la contraseña se puede acceder a su funcionamiento y además está constantemente a la disposición de su propietario, taponando la pregunta, y asimilando la demanda y el deseo. Esta a la mano del sujeto. Esto mismo sucede con los psicofármacos donde no hay una modificación en la posición subjetiva; el dispositivo es meramente un sirviente al que se le hace hacer. La relación con la tecnología es absolutamente utilitaria en el sentido de “me servis o no y si no me servis te tiro y te cambio por otro que responda mejor y más rápidamente a mis demandas”. Esto también pasa con las personas. En las empresas, sobre todo en las multinacionales, se usa a los sujetos hasta que dejan de servir, para ser reemplazados por otro sujetos/objetos. la película Matrix….es una especie de metáfora gigante de cómo estamos controlados por un poder anónimo”. Entonces podemos preguntarnos¿qué significa la libertad? se es libre para elegir la orientación sexual, para elegir la ropa, etcétera”, pero las posibilidades de decisión son muy limitadas. Se trata de construir otras estructuras que armen lazo y que permitan al sujeto preguntarse por su deseo. El discurso capitalista, es una nueva formación de transacción, para seguir soñando frente a la pregunta por la inconsistencia de los valores sociales (la declinación paterna, el declive del Estado-nación). Frente a esta pregunta el discurso capitalista se ubica en el lugar de supuesto amo. En él el sujeto encontraría al objeto y a la vez está en posición de creerse no sujetado a nada. Sutura la falta, pero no hay lazo social. Es la invitación a un supuesto y completo bienestar. El sujeto queda ofrecido como objeto de consumo. Y finalmente, lo que produce este discurso no es más que objetos consumidos y el sujeto como consumidor termina consumido. Cuando hablan de crisis económica, se encubre que no sólo se trata de un cambio de estado, sino también, un cambio de lugar, el dinero cambia de mano, de la mano de los pobres a las manos de los ricos, como siempre. El discurso capitalista sin embargo es tan fuerte que se propone y se consolida como discurso único y es tan astuto que lleva al sujeto a confundir el objeto con el objeto de consumo y lo consume e instala (si tiene suerte en el reparto) en el “bienestar”. Las preguntas que surgen inevitablemente son ¿Qué hay del sujeto y del objeto? ¿Qué del deseo, en este discurso? Lo que aparece es del orden de la apariencia y enmascara la abolición del sujeto. Es el malestar que se traduce como angustia, inquietud, nerviosismo, aburrimiento. Este malestar muestra sentimientos diversos donde el cuerpo habla o dice lo que la conciencia se prohíbe. Una mercancía por excelencia es la información e impone una nueva estructuración de la conciencia del mundo. Constituye una gran fábrica de signos que circulan a escala global. La producción, la velocidad y el consumo inmediato de estos signos conllevan la devoración y pérdida de las tradiciones. Con la velocidad de la información todo es fugaz, queda sujeto a interpretaciones y no nos queda nada sólido a lo que poder aferrarnos. Esto tiene serias consecuencias en la personalidad porque mientras el capitalismo se expande, la personalidad se fragmenta, pierde los elementos de referencia de integración y protección social. Los individuos se encuentran ante un futuro incierto, llenos de desolación, divididos, solitarios y sin una identidad clara. Esto lleva a fenómenos vivenciales de carácter regresivo que tiene como consecuencia una vida cada vez más cerrada y excluyente donde la propia comunidad se torna en el referente único desde todos los ámbitos. Aquí creemos que está, una de las vertientes, del origen de los nacionalismos étnico-culturales y de los fundamentalismos religiosos. En la sociedad neoliberal y neoconservadora se da una paradoja; por un lado se intenta homogeneizar a la población con el lema “mercado para todos” o todos juntos, pero, por otro lado, se trata de establecer una diferencia sobre la base de privilegios de clases. El orden social supone una desigualdad económica y una merma cada vez más creciente del poder adquisitivo. Esta forma de globalización económica con la liberalización a favor del capital, conduce a la llamada “dictadura del mercado global”, que anula y destruye el estado de bienestar. Este “mercado global” no integra a todos, ya que deja a muchos fuera, acentuando la división entre muchos pobres y unos pocos ricos. El tema del egoísmo es central en la sociedad capitalista. Se rompe con la noción de lo social, lo que fundamenta la vida en la polis. El egoísmo lo moderan con una cuota de simpatía. Nosotros somos máquinas de sobrevivencia programadas para propagar la base de datos digitales que efectúo la programación”. La vida ya no transcurre en un ámbito familiar, la historia no nos habla en el lenguaje acostumbrado y hasta la propia sociedad se torna desconocida. Esta es la nueva versión que nos ofrece y nos deja la ciencia actual. El capitalismo ha sido posible merced al control disciplinario, llevado a cabo por el biopoder que ha permitido crear los llamados “cuerpos dóciles”. En la medida en que uno sea conciente de lo que pasa va a poder encontrar nuevas modalidades para salir adelante. Esta época es la “era de la angustia”. Paradójicamente en el mismo centro de nuestro tiempo la transgresión misma es elevada a la categoría de norma y este hecho incita más intensamente al deseo. Vivir el momento viene a ser la ideología dominante. Vivir para uno mismo y no para la posteridad. Se pierde el sentido de la continuidad histórica. La familia, la escuela y la iglesia ya no proporcionan un marco normativo y valorativo que sirva al ciudadano a encontrar una identidad adecuada para adquirir determinadas normas y nociones para orientarse en un mundo enigmático. La ruptura de permanencia y pertenencia respecto del grupo familiar, pérdida del sentimiento de continuidad con las generaciones anteriores y además la visión del futuro se rompe y ya no cumple la función como algo que es posible construir desde el presente. Hombres y mujeres están dedicados a trabajar y no tienen tiempo para ejercer el rol de padres ni para sustentar la familia. Así la vida cotidiana requiere la ayuda de expertos para solventarla. Es en torno a “las terapias” donde se construye el bienestar personal, la salud mental y física. La vida se vive en el presente carente de futuro. El narcisismo es una forma de individualismo que lleva al aislamiento del yo. El hombre contemporáneo es una persona profundamente dependiente de los otros para construir su auto sentir. Erige barreras contra las emociones y está buscando emociones fuertes. Sufrió por no poder sentir. Es una sociedad que demanda por un lado sumisión a la norma social pero por otro rechaza dichas normas para fundar un código de conducta moral, que termina por socavar la autoestima. Los tiempos actuales han desarrollado como en ningún momento de la historia un sometimiento de una magnitud sobrecogedora. Pero para poder realizarlo ha sido necesario la presencia de un desarrollo del capitalismo, que convirtiera en tentáculos de su dominio todos los conceptos antes señalados: lo religioso, lo político, lo económico, lo científico. Todo está en el juego de este sistema, en la medida en que se muestra protector, conciliador, generador de seguridad y bienestar, pero haciendo creer que ese es el único mundo existente. Este complejo entramado ha tenido un primer momento de un “hurto sistemático de palabras” que era patrimonio de todos. Se apropiaron de estas palabras, cancelando lo subjetivo de ellas y del saber que implicaban, saber intersubjetivo, saber de los sujetos, constituyendo un único saber objetivo, saber avalado por la ciencia, por la política, por las aspiraciones sociales, por la religión y haciendo del pensamiento único, la única manera de concepción para el humano. Se plantea que sólo los necios, simples y obedientes, son los que alcanzarán el éxito social. El mensaje es no intentes entender, ¡obedece y triunfarás!. Palabras como hombre, mujer, violencia, democracia, derechos y un sinfín de ellas han sido convertidas en puros conceptos, las más de las veces, vacíos, en manos de un poder y de una compleja trama de intereses y de una permanente insistencia, desde el advenimiento del sistema de producción del capitalismo. Tal sistema se ha revelado perfecto para cancelar la protesta, la duda, la discrepancia, en la medida en que se ancla en el desamparo humano y en el atávico miedo a la libertad que de ello se deriva. El capitalismo se ubica en el eje central del desamparo, pero parte, con el mecanismo perverso, de la declaración inequívoca de los derechos de estos desamparados: establece un nivel de principios teóricos que inhiben toda sospecha, toda duda. La posibilidad de errar en la elección precipita al ser humano en la angustia. El ser precipitado sin reservas en el universo del símbolo, tiene la libertad, de elegir y por ende de equivocarse, de dudar, de sentir la inseguridad, de sentir la culpa, de no elegir lo correcto, etc. No existe el quien, solamente hay un qué, una constatación de su poder interventor, de su fuerza desmedida. Es tan clara la eficacia de tal anonimato que en la actualidad las compañías de todo tipo son Sociedades Anónimas en las que cada vez con mayor frecuencia se atienden no con personas, sino con voces automáticas y anónimas que indican la tecla que hay que tocar, limitando la demanda a sus parámetros y en las que recitas la misma cuestión un sinfín de veces. Se canceló toda protesta contra una actuación deficiente, contra un servicio mal dado, contra una simple queja. Ante la indignación, solamente queda pulsar una tecla. No se trata de eliminar mano de obra, se trata de introducirnos en todas las esferas de la vida en el anonimato, en el “esto es lo que hay y es lo único”; esto o el desamparo total, la inseguridad del individuo; o el sumiso rebaño o la muerte. Ni solos, ni libres, ni pensantes, ni diferentes; solo necios y obedientes.

viernes, 20 de marzo de 2015

Miedos infantiles

El sentimiento de miedo es normal y muy importante para el desarrollo del niño porque va a permitirle ganar en autonomía. Es decir que cuando va superando los miedos puede tomar confianza en si mismo y crecer. Por supuesto que los padres tienen un papel muy importante para ayudarlo a superarlos y evitar que sus inquietudes no gobiernen su vida. Entre los 2 y los 7 años los niños tienen miedo a los monstruos y a las bestias. Pero si bien son necesarios para su desarrollo pueden transformarse en fobias. El diccionario de la Real Academia dice que el miedo es un sentimiento fuerte de inquietud, una alarma en presencia o frente al pensamiento de un peligro. Los niños tienen miedo de lo oscuro, del lobo, de la bruja y de los monstruos. Los niños en general tienen miedos irracionales. Aproximadamente entre los 6 y los 18 meses toman conciencia de lo extraño, lo desconocido, el abandono, la soledad y todo aquello que no les es familiar. Entre los 6 y los 18 meses los niños tienen miedo a los extraños, al abandono, la oscuridad, la soledad y todos aquellos objetos y personas desconocidos. Entre los 2 y los 7 años tienen miedo a lo oscuro, los personajes fantásticos, insectos y otros animales más grandes. A esa edad se asustan tambien de los elementos naturales, del vacío, del médico y del dentista. A partir de los 7 años y hasta los doce, aparece el miedo a la escuela, los deportes, la relación con los otros, los accidentes, la violencia física, la muerte, sobre todo de los padres y el incendio de la casa. A partir de ahí y hasta los 18 años hay miedo a la escuela, las relaciones con el otro sexo, las actividades sexuales, la deformidad física, el fracaso escolar y hablar en publico. Es necesario proveerles seguridad y tranquilizarlos haciéndoles saber que uno está ahí para cuidarlos y fundamentalmente no humillarlos, riéndose de lo que les pasa. Cuando el adulto no lo calma, el miedo se hace más invasivo y se focaliza sobre un objeto o una situación precisa que el niño debe evitar y ahí se instala la fobia. Cuando el miedo deja de ser una reacción normal ligada a la edad, es excesiva, durable y fuente de dificultades de adaptación, tenemos una fobia. Lo que importa no es la naturaleza de los miedos sino el impacto que tiene sobre el niño, la influencia escolar y familiar y su duración. Incluso los miedos más banales, como el miedo a la oscuridad, deben ser tomados muy en serio por sus consecuencias futuras realmente invalidantes. Pero tampoco hay que actuar de manera desmesurada sobredimensionandolo y sobreproteger al niño. Es necesario ir viendo de manera progresiva como se va comportando el infante. Si, por ejemplo, tiene miedo de los monstruos que pueden estar bajo la cama, hay que quedarse a su lado leyéndole un cuento hasta que se duerma, mirar junto con él por todos lados cerciorándose de que no hay nadie, incluso se puede dejar una pequeña luz o la puerta del cuarto semiabierta para tranquilizarlo. Cuando estos miedos no son abordados de manera correcta, puede dar paso a la fobia. Una de las más importantes es la escolar que incluye también el trayecto de ida y vuelta al establecimiento. Quien no recuerda por ejemplo los famosos dolores de panza o la fiebre del lunes por la mañana? En estos casos hay que auxiliar al niño y tal vez hacer un acompañamiento de algunas horas dentro de la escuela para que pueda ir adquiriendo progresivamente la confianza necesaria. Muchas veces la fobia se confunde y lo que hay es angustia de separación. Para resolver este problema muchas veces hay que hacer una consulta familiar porque puede tratarse de una angustia de los padres que se transmite al niño. En este caso es necesario realizar pequeñas separaciones progresivas y esperar que el niño sepa que, aunque se separe, sus padres no van a desaparecer.

lunes, 16 de marzo de 2015

Buscamos las relaciones toxicas?

Hay personas que nos dan la sensación de ser amigables, y otras por el contrario, parece que se empeñan en molestarnos. En el curso de nuestra vida nos encontramos con sujetos que nos resultan toxicos. Puede tratarse de un amigo, un familiar, una pareja o un compañero de trabajo. Si modificamos nuestra percepción sobre él y actuamos en consecuencia, vamos a poder evitar los efectos nefastos que tiene esa relación, aunque lamentablemente no siempre se puede. ¿Que es una persona toxica? Es alguien que hace el mal, hiere y hace sufrir sin importarle las consecuencias de sus actos. No reconoce sus errores ni se lamenta por lo sucedido, hace un chantaje afectivo y es insensible al dolor que ocasiona. Para lograr su cometido puede mentir, celar, juzgar, maltratar y manipular de todas formas posibles, de modo tal que su compañero o compañera pierde la estima de sí y vive pendiente de él. El mayor temor de una persona toxica es dejar de tener poder sobre otro. No soporta ver que el otro tenga éxito en lo que emprende y sabotea los esfuerzos que éste haga para tener una vida feliz y productiva. ¿Por que alguien podría vincularse con una persona de estas características? Por lo general este tipo de relaciones tiene como base una familia disfuncional, donde se interpretó que para ser querido era necesario olvidarse de los propios deseos y ocuparse de lo que quiere el otro. Es decir que el mensaje que quedó es que para ser amado hay que hacer todo lo que te dicen, se crece con esa idea y ese lazo de dependencia con los años es más fuerte y más toxico. Es de esa forma que se establecen los vínculos de amistad y de pareja. Igualmente uno es responsable de lo que le pasa y hay, aunque sea de manera inconsciente, una elección. Por qué podría alguien quedarse en una relación de este tipo? porque tiene miedo de estar solo, porque se siente abandonado, porque no quiere asumir responsabilidades o se siente vulnerable. Cuando alguien se queja en el consultorio del maltrato que le da su pareja, se le pregunta por que sigue ahí? La respuesta por lo general tiene que ver con que hay esperanzas de que en algún momento cambie y pueda reconocerlo, que le de un poco de felicidad o incluso amor. Verdaderamente no se puede salir de una relación de esta naturaleza si no se hace el duelo y se acepta que eso que uno desea nunca va a llegar, porque esa persona no va a cambiar simplemente porque nosotros lo deseemos. Por lo tanto es necesario tomar conciencia que no es el rol del otro llenar nuestras necesidades, sino que es necesario hacerse cargo de los propios deseos y ser responsable de la propia felicidad o infelicidad. Pero como no hay soluciones mágicas, nada va a cambiar si yo no cambio. Para ello es necesario preguntarse sobre la responsabilidad que tengo en las propias elecciones y ver que hago para modificar eso que ya no me resulta placentero. Para salir de una relación toxica no es necesario hacerle mal al otro, simplemente hay que decidir cambiar; poder decir no a aquello que no quiero. Cuando esto no es posible por mis propios medios, hacer una consulta para empezar a despejar el camino hacia el encuentro con uno mismo.

lunes, 12 de enero de 2015

La importancia de tocar y ser tocado

Tocar y ser tocado tiene que ver con algo natural en el vinculo con el otro. Cuando uno toca a un semejante pasan cosas a nivel sensorial y también a nivel emocional, porque ser acariciado o abrazado es una forma de sentirse amado y amar. El tocar es una necesidad fisio-psico-afectiva que surge en la más tierna infancia, pero en muchas oportunidades se tiende a poner distancia cuando crecemos y se encuentran miles de excusas para justificar no ser tocados. Por supuesto que al hablar del contacto físico con el otro no hablamos del pegoteo, ni de pasar todo el tiempo del brazo, sino de poder sostener gestos de ternura con personas importantes para uno y que son significativas para nuestro equilibrio síquico. Parece contradictorio pero en un mundo con mayor comunicación hay un mayor sentimiento de soledad y en muchos casos es insoportable sentirse solo en el medio de tanta gente. Es que el avance de la tecnología ha cambiado radicalmente nuestro modo de vida. Se trata de pensar cuáles son las ventajas y los inconvenientes que ha traído el desarrollo tecnológico en las comunicaciones y ver si es posible establecer un equilibrio en nuestras relaciones sociales afectivas más intimas. Si nos remontamos en el tiempo antes que aparezca el teléfono para hablar con alguien había que desplazarse; y si bien fue un invento de incalculable valor hizo que pasáramos de un contacto físico a un contacto auditivo. Algo similar paso con la televisión. Antes de ella la gente se juntaba para jugar a las cartas o hablar de cualquier cosa y pasaban mayor tiempo juntos. Es decir que de un contacto pleno, se pasó a un contacto visual, auditivo, emocional a distancia y cada uno en su lugar. Hoy día hay otro tipo de presencia que es la virtual y esto nos confronta a nuestra capacidad de entrar o no en contacto con el otro. Es llamativo como ciertas personas se conforman con un contacto únicamente virtual y también se arman una vida virtual que no siempre tiene que ver con lo que realmente son, sino con una imagen ideal de como suponen que deberían ser. En estos casos lo virtual no es un medio suplementario que ayuda a conocerse, sino que, con frecuencia, es la única forma de relacionarse, y seria interesante poder pensar que es lo que le pasa a aquellos que evitan el contacto físico con el otro. Cuando uno no permite ser tocado corporalmente, también está impidiendo o intentando reducir a su mínima expresión el acercamiento emocional. Porque mantener las emociones y sentimientos a distancia es una forma de evitar ser invadido por las emociones. Ya sabemos que el contacto físico con el otro produce sentimientos y estados de ánimo que a veces no pueden ser controlados y eso es imperdonable para algunos. Más aun, pueden ser considerados como una traición de nuestra vida interior y una forma de mostrar nuestras debilidades. Es por eso que algunos necesitan controlar las emociones y mantenerlas a distancia. Y nuevamente volvemos a una pregunta que nos hacemos con bastante frecuencia, ¿qué hago yo para transformar eso que no me gusta? Qué tengo que ver con eso de lo que me quejo? Por supuesto que lo que sucede en nuestra infancia influye en nuestra personalidad y, si de niños se nos ha impedido el contacto con el otro se van a generar inhibiciones que de adulto pueden llegar a complicar las relaciones de todo tipo Decia Sartre “somos lo que hacemos con lo que los demás hicieron de nosotros”. Y esto es así en la medida en que no somos responsables de la falta o del exceso de afecto que nos dieron nuestros padres cuando niños, pero, una vez adulto sí somos responsables de lo que hacemos con eso. Esta posición nos permite pasar del estado de víctima al de alguien que toma las riendas de su propia vida y salir del estado de reproche para empezar a cambiar aquellas cosas que no nos gustan. Vivir anestesiado emocionalmente no hace más que cortar o al menos reducir considerablemente el campo de nuestra vida.

jueves, 8 de enero de 2015

No puedo terminar lo que emprendo

Hay personas que tanto en su vida privada como a nivel laboral pasan de un proyecto a otro dejando lo anterior, que habían comenzado con tanto entusiasmo. No concretar los proyectos es, de algún modo, vivir fuera del tiempo, vivir sin límites. Pero tambien hay otras interpretaciones posibles. Freud dijo que el inconciente es atemporal, la incapacidad de fijarse plazos es el signo de que un acontecimiento del pasado influye de tal manera sobre el individuo al punto que contamina su vida actual y le impide llevar a cabo sus objetivos e ignorar las exigencias de la temporalidad. Incluso frena sus deseos y se pone permanentes barreras en forma de excusas. Por ejemplo, algo que se escucha mucho en el consultorio “ya es tarde para hacer esto que quiero”. Pero no cumplir sus objetivos produce un beneficio secundario como es el escapar a la confrontación con lo real, porque si no me enfrento con mis propias posibilidades hago que todo sea posible. Es el afuera el que no me permite cumplir con mi deseo y no el hecho de que no crea en mis capacidades. Esta manera de pensar permite a los perfeccionistas continuar creyendo que son brillantes y que poseen un potencial ilimitado. Esta es una manera de evitar las decepciones y protegerse narcisisticamente de las frustraciones. ¿Cuántas veces hemos escuchado a un amigo que anuncia que su vida va a cambiar en un plazo muy breve, que va a iniciar una carrera nueva y va a buscar un trabajo que nada tenga que ver con el actual y sin embargo un año después está instalado en el mismo lugar y estudiando lo mismo, con los mismos hábitos de siempre, sin que nada haya cambiado. Esta es otra manera en que se manifiesta la dificultad para llevar a cabo los proyectos y es una mezcla de confusión entre deseos y objetivos. Es cuando no se puede materializar, poner en acción algo que se desea; porque un objetivo pertenece al dominio de lo concreto, mientras que un deseo puede quedar en el plano de las fantasías. Evidentemente quien no puede concretizar realiza una evaluación negativa de sus propias posibilidades, que a veces están reforzadas por la empresa y por el entorno. Cuando alguien no puede distinguir cuales son los recursos con los que cuenta, se repliega sobre sí mismo y como contrapartida empieza a armar proyectos grandilocuentes, casi imposibles de llevar a la práctica. Ahí va a reprochar a su entorno la falta de apoyo y reprocharse por su ineficacia, lo que va a intensificar su falta de confianza en sí mismo. También podemos pensar que la idea de llegar al fin de un objetivo, reenvía inconcientemente a la idea de muerte y reaviva en un punto los recuerdos vinculados con nuestra forma temprana de separación. Terminar un proyecto indica que uno se separa para pasar a otra cosa y esta es una perspectiva que genera mucha angustia a aquellos que han tenido malas experiencias en sus vivencias tempranas de separación. En este contexto, lo que no se termina es una manera de evitar la pérdida y asi diferir el momento de hacer otra cosa, es decir lanzarse a lo desconocido. Cuando se arma un proyecto es bueno preguntarse qué es lo que va a cambiar si resulta exitoso, que es lo que va a aportarme no solo a nivel profesional sino también en términos de satisfacción personal. Estas respuestas van a poder aclarar algunas cosas y considerar con mayor lucidez el objetivo fijado. Por lo general, uno tiene más tendencia a remarcar los fracasos que los éxitos, porque “si yo lo pude hacer, cualquiera puede”. Pero en el momento en que comenzamos a darnos cuenta de que esta creencia es falsa, y podemos disfrutar de los progresos realizados, eso nos va a servir de motivación para seguir adelante.

viernes, 2 de enero de 2015

Año nuevo, ¿vida nueva?

Es habitual que cuando está terminando el año hagamos un balance de cómo nos fue y cuanto de lo proyectado pudimos llevar a cabo. La llegada del nuevo año renueva las esperanzas y propone nuevos objetivos. Hacer un balance es una herramienta para organizar los deseos que uno desea que se cumplan y tambien ver cuán capaz ha sido de llevarlos a la práctica. Es la ocasión ideal para sacar a la luz nuestros sueños, estimular la imaginación y alargar los horizontes en cualquier aspecto que sea. El problema aquí tiene que ver con las expectativas de cada uno. Hay personas que se ponen metas inalcanzables y que ellas mismas saben que son imposibles de llevar a la práctica para si, simplemente para seguir sosteniendo sus creencias; por ejemplo alguien que se siente poco inteligente se imagina siendo profesor universitario, o aquel que no se anima a salir de su casa, se propone hacer un viaje alrededor del mundo. Fundamentalmente en este ejercicio anual debemos reflexionar y ver hasta donde pudimos llegar, pensar si con el nuevo año nos animamos a mas y que instrumentos vamos a implementar para hacer realidad nuestros proyectos. Si bien el balance es casi obligado cuando llega fin de año, no necesariamente es conciente o verbalizado, pero sí permitir darse espacios de reflexión y decidir si uno quiere seguir con su vida tal como está actualmente o no. Esa es una manera de hacer una introspección y abrirse al cambio; luego hay que animarse a ir por mas y no quedarse en la mera fantasía. En realidad cuando suena la campanada de las doce de la noche nada cambia y sin embargo, todo cambia, porque el 31 de diciembre de cada año marca el fin de un año y el nacimiento de uno nuevo y con ello se renuevan las esperanzas. De todos modos nada cambia en una noche y tanto nuestras alegrías como las penas están ahí, se trata más bien de un pasaje simbolico que tiene su importancia. Esto es asi porque el ser humano tiene necesidad de pasajes de ritmos y alternancias para continuar. Hablamos por ejemplo de la alternancia entre el día y la noche, las semanas, los meses y un año que termina y otro que comienza, todo eso marca un ritmo y nos permite una ubicación temporal sobre nuestro alrededor y nuestra existencia. El pasaje a un nuevo año también nos inscribe en una dimensión universal dentro del calendario gregoriano, porque concierne a toda la humanidad. Aunque existen otros comienzos de año como el año nuevo chino y el año nuevo judío, estas tienen más que ver con celebraciones restringidas a una comunidad. Además nos relaciona con un sentimiento de pertenencia a la comunidad mundial. El año nuevo nos remite a una necesidad de proyectar y resolver favorablemente situaciones que a lo mejor pudieron solucionarse antes. El año nuevo actúa como un poderoso renovador de fuerzas para decirse, “año nuevo vida nueva” y este cambio de calendario nos impulsa y permite ordenar el tiempo y decidir entre un antes y un después. El pasaje de un año al otro genera en alguna medida una transfusión de energía. Todos estamos sometidos a un tiempo que inexorablemente avanza y nos conduce inevitablemente hacia la muerte, pero el comienzo de año nos da esperanzas del nacimiento de otra vida, como si se tratara de alguna manera de un renacimiento. Arrancar un nuevo año es en cierta forma darse un poco de eternidad. Se escucha mucho entre los pacientes y en la comunidad en general decir “Que suerte que este año está terminando… voy a dar vuelta la página y empezar de nuevo” Todos tenemos necesidad de dar vuelta la página, de cerrar algunos cajones y decidir que ciertas situaciones ya pertenecen al pasado. Un nuevo año responde a estas exigencias y nos ofrece esperanzas de una vida nueva. “Comenzar un nuevo año, es pensar en algunos momentos de eternidad”.

Para qué sirven los regalos?

Durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo el hecho de dar y recibir regalos no es inocente. Sabemos que ningún don es neutro, concierne tanto al que da como al que recibe y su objetivo es esperar una reacción del otro. Los regalos sirven para agradar a los otros y a uno mismo. Es una manera de decirle al otro que se lo quiere y que forma parte del círculo de amigos, también es una forma de intercambio social. Decimos que los regalos son una demostración de amor, es decir un alimento afectivo que revive en cierta forma el alimento de la madre con su hijo y cuando ese regalo coincide con los gustos del que lo recibe éste se siente satisfecho porque “regalar es recibir”. Aquellos que son más generosos en el regalar son los que más afecto demandan; nuestros regalos son ante todo, demandas de amor. Un regalo simboliza a la persona amada, nos recuerda su presencia y nos hace más soportable su ausencia. En sentido inverso simboliza al beneficiario, porque quien regala se supone que conoce sus gustos y sus intereses. Es por eso que un regalo que produce disgusto nos hiere tanto, ya que revela cuan mal nos conoce el donador y muestra la imagen que tiene de nosotros. A su vez, el rechazo a regalar y recibir regalos lleva a una ruptura de códigos ya que se interpreta como una falta de cortesía y como un índice de hostilidad. Es decir que los regalos llevan implícito un mensaje. Cuando alguien hace un regalo descuidado, que no tiene nada que ver con los gustos del que lo recibe, con eso le estamos diciendo “vos no me interesas para nada”. En cambio cuando alguien hace un regalo muy caro y desproporcionado, podemos pensar que se trata de una persona con un estado de insatisfacción importante en el plano afectivo y social con ambiciones desmesuradas o también que se preocupa mucho por el que dirán y las apariencias. El que ofrece poco o no hace regalos puede ser una persona tacaña que esconde su mezquindad y tiene miedo de no tener mañana eso que tiene hoy. Pero no siempre es así, ya que hay personas que dicen detestar hacer regalos y los motivos son más emocionales que materiales. Porque regalar es también dar una parte de uno mismo y en este caso se trata de alguien que tiene temor a mostrarse ante los otros; también puede ser el caso de personas oposicionistas que se niegan a entrar en los rituales sociales. Otros en cambio hacen solo regalos útiles. Aquí se trata de personas que desean mostrar su espíritu práctico y eficaz. En todo caso, ofrecer un regalo, a nivel personal, marca un lazo afectivo que nos liga al otro, mientras que en la esfera profesional se trata de un ritual social para mostrarse de determinada manera y obtener resultados más tangibles. Frente a un regalo tenemos tres actos, ofrecerlo, recibirlo y agradecerlo. Cuando uno se toma un tiempo para elegir un regalo, intenta pensar qué es lo que puede agradarle al otro y de esa manera incrementa el vinculo amoroso. En ese caso el regalo es un éxito. A la inversa, cuando se compra algo pensando en uno mismo sin consideración de los gustos del otro, estamos frente a alguien con una modalidad más narcisista. La particularidad de los regalos de Navidad y Año nuevo es que se trata de un intercambio donde se tratan de actualizar el mito de la armonía familiar, pero esto igualmente no evita las tensiones que inevitablemente lo atraviesan. En estos casos los regalos permiten afirmar la posición de cada uno y arreglar cuentas. Las fiestas invitan además a mostrar la disponibilidad para estar con otros. La madurez implica que uno es capaz de aceptar que forma parte de un clan, aunque sea por un rato y hacer un regalo contribuye a ello.