viernes, 19 de agosto de 2011

No soporto que me toquen

Hay personas que evitan que les den besos y huyen de los lugares con mucha gente. Cuando alguien intenta hacerles una caricia o un mimo hacen un movimiento como para desprenderse o eludirlo, tienen una evitación del contacto físico.
Una mujer de unos 29 años no soportaba que le pongan la mano sobre los hombros, que le tomen el brazo amistosamente o que le toquen el cabello. Decia “para mi que me toquen es peor que si me ven desnuda. Me siento violada, me asfixio y tengo la impresión de que es el principio del fin”.
Esto sucede porque el cuerpo tiene memoria y además marcas invisibles. Estas marcas tienen que ver justamente con trazos en algunas partes del cuerpo que se produjeron en los intercambios táctiles con las figuras parentales. En la mayoría de las personas que no soportan tocar ni ser tocados, hay una historia complicada en el vinculo con la madre. Huir del contacto físico es una manera de no querer abrir un baúl de recuerdos dolorosos. Porque todos sabemos que el cuerpo habla de nuestra historia y de nuestros padecimientos. Uno puede leer parte de la historia de una persona a través de su postura, de la calidad de su piel, incluso de su mirada y además cada individuo puede hacer un relato de su vida a través de lo que llegó a su cuerpo, por la memoria corporal y por lo que se le contó. Por ejemplo que a alguien le digan “De chiquito eras muy ordenado y limpio, tenés las manos de tu padre, o esta cicatriz es porque de chico eras travieso y arriesgado”, todo eso hace marca. Rechazar ser tocado es negarse a aceptar ese pasado que no termina de ser pasado porque se reactualiza permanentemente. Hay casos extremos en que las enfermedades de la piel pueden ser utilizadas inconcientemente como una manera de distracción, justamente para poner la mirada en otra cosa.
La piel es el órgano más grande del cuerpo, son casi dos metros cuadrados de piel que en algunas personas forman una especie de escudo entre el afuera y el adentro.
Decia una mujer de 33 años. Cuando alguien empieza a tocarme, tengo la impresión de que piensa que todo está permitido y que yo soy su cosa y ahí me pongo agresiva. Ella dudaba entre ser invadida por el otro o desbordada por sus propias emociones, como si sus límites corporales y síquicos fueran poco fiables y entonces su cuerpo es utilizado como un escudo para impedir la proximidad de un semejante.
De todos modos a veces es difícil evitar ser tocado y muchas veces cuando estas personas se dejan hasta pueden comprobar que les resulta reconfortante y hasta descubrir sensaciones agradables.
Pero no hay que olvidar que ya Freud hablaba del cuerpo como zona erógena, y que el cuerpo todo esta ligado a la identidad psicosexual. Y si nos detenemos en esto vamos a ver que este evitamiento aparentemente generalizado, en realidad se dirige a otro bien preciso. Entonces podemos preguntarnos quién es este otro que no soporto tocar ni que me toque porque corro el riesgo de que me provoque un placer sexual que no puedo controlar? Esta es una pregunta para hacer en el ámbito del consultorio, porque realmente todas las hipótesis son realmente posibles y cada uno deberá pensar que es lo que lo concierne, y en estos casos es importante poder realizar una reconciliación entre el cuerpo y la psiquis.
Una mujer de 38 años decía que de pequeña se molestaba cuando alguien intentaba abrazarla, y que a los 10 o 12 años cuando veía a alguien con intención de tocarla empezaba a saltar. A los 16 ya sufría mucho con el contacto y se ponía colorada y lloraba. Esto le sucedía tanto con desconocidos como con los amigos. Su piel reaccionó con un excema que no cedía, entonces solicito una consulta. Ahí dijo, “pude darme cuenta que había desarrollado una caparazón para no ser tocada y que además desplazaba en los otros el rechazo que tenia de mi madre y de su insistencia en poseerme, en querer saber todo de mi y de retenerme cerca de ella. El análisis me salvo la piel.”

Decidir divorciarse

A pesar de que hoy dia es bastante fácil divorciarse, decidir poner fin al matrimonio o a una relación de convivencia es una decisión difícil, porque si uno toma la decisión a la ligera corre el riesgo de lamentarlo después.
De todos modos cuando hay un consentimiento mutuo de que la relación ha llegado a su fin, entonces las parejas se separan más o menos rápido. Y si pensamos en una sociedad que exige a las personas ser exitosos y felices, las frustraciones son más dolorosas y menos aceptadas. Además hay menos tendencia a comprometerse, pero de todos modos se podría decir que no todas las crisis de pareja llevan a una separación necesariamente.
Hay muchos motivos por los cuales alguien quiere distanciarse, puede ser por aburrimiento, baja del deseo, evoluciones diferentes, sentimientos de asfixia o por el contrario por sentirse abandonado, estas son situaciones que en un momento de la vida casi todos nos sentimos confrontados a la pregunta de una posible separación y es importante hablar de ello. Porque no se trata de tomar decisiones apresuradas, un “No quiero saber mas nada y me voy” sino de poder hablar de eso que está fallando, por qué aparecieron las diferencias, qué es lo que necesito y lo que no. En realidad la primer pregunta que hay que trabajar es por qué se llego a este punto? Y esperar a responder esta y otras cuestiones antes de decidir finalmente dejarse. Es decir tomarse el tiempo para madurarlo, pensar y sanar heridas. También poder pensar que tengo que ver yo con lo que esta pasando? Porque como hemos visto en otras oportunidades, tenemos la costumbre de echarle la culpa al otro, el otro es siempre el que me hace, me hiere, me chupa, me asfixia, me vigila, etc. Y la verdad es importante también dejar de ponerse en el lugar de víctima y asumir la responsabilidad que le cabe a cada uno. Porque una pareja está formada por dos personas y ambas tienen que ver en lo que sucede, es por eso que es importante reflexionar y tomarse el tiempo necesario para procesar la salida. Porque tomar una decisión de manera precipitada es más que nada para descargar la tensión interna que es lógica en periodos de crisis, pero igual esto es ilusorio porque uno cree que actuando de esa manera va aliviarse, pero si no se toma una decisión madura y adulta, es mas destructor que aconsejable manejarse de esta manera.
A la decisión de separarse se suman una cantidad de cosas a resolver tanto materiales como por ejemplo la división de los bienes o asumir que va a cambiar el nivel de vida, pero también están los cambios a nivel personal. Porque aparece la pregunta de si podre vivir solo o sola y que pensarán los otros de mi? Y acá surgen una serie de fantasmas que interrogan sobre lo desconocido y sobre la soledad. Esto explica por qué hay muchas personas que prefieren seguir juntas a pesar del desamor, otras dicen que continúan juntas por los hijos, para evitarles el traumatismo de la separación. Acá la verdad es que hay que preguntarse si es por los hijos o por uno mismo, porque es mas fácil poner afuera la propia angustia. Uno puede pensar, cual es la imagen que prefiere que se lleven los hijos, la de una pareja y de una vida adulta donde todos están enojados, agresivos y deprimidos o de dos personas que deciden separarse adultamente y que son papás amorosos y personas con capacidad de rehacer su vida amorosa. Porque parece obvio pero uno se separa de una pareja y no de los hijos, papa y mama se es siempre. Y si esto es motivo de conflicto siempre se puede hacer una consulta que ayude a pensar cómo salir adelante.
Otro tema que aparece es el de la culpa. Son raras las personas que se divorcian sin sentirse culpables, sobre todo porque aquel que deja piensa en el sufrimiento del otro que es dejado y que amó y compartió su vida durante tantos años. Hay muchos que tienen dificultades para enfrentar esta situación y tratan de hacer cosas como para que el otro los deje, porque en la representación colectiva, el que deja es el malo de la película. Pero en realidad, siempre hay alguien que toma la iniciativa de la ruptura y esto no quiere decir que no haya sufrimiento en ambos.
Es que es imposible desear divorciarse y no hacer mal, porque no se puede atravesar una crisis sin sufrimiento. Lo único que hay que tratar es que no sea destructivo, sino que por el contrario pueda ser el origen de una reconstrucción.

Ser dejado por SMS, mail o Facebook

Actualmente son bastante las personas que utilizan el facebook, el mail o el mensaje de texto para comunicarle a otra que la relación se termino y a veces se trata de relaciones largas e importantes. Vamos a tratar de entender por que se produce esta separación de manera expres, digamos y como tratar de reconstruirse después de pasar por este trance?
Cuenta una persona de 21 años que su novio le escribió un mensaje, luego de 3 años de estar juntos, que decía: “No estoy seguro de lo que siento. Chau”. Ella había ganado una beca de estudios por seis meses en el exterior que ya estaba terminando. Dice “me sentí tan shockeada que crei que el mundo se me venía encima”.
Otra cuenta que su novio después de 5 años de relación le mando un mensaje via facebook y la suprimió de sus contactos.
Recuerdo otra joven que descubre a través de una red social que su novio con el que vivía desde hacia 4 años, pone un mensaje diciendo “joven soltero busca departamento”.
Parece que las rupturas se multiplican usando las nuevas tecnologías y esto no solo sucede con los más jóvenes sino que también con los adultos más grandes. Contaba una señora que después de 22 años de matrimonio, descubre un mail que dejo su marido donde le avisaba que se iba de la casa y que al día siguiente volvería a buscar todas sus cosas, dice que sintió un golpe en el medio del pecho que la asfixiaba, en realidad eso es una manifestación de la angustia, básicamente porque faltan palabras que expliquen lo sucedido.
Ellas dicen que es una falta de respeto, de cobardía, de inmadurez, que es algo totalmente deshumanizado. Realmente despedirse por mail o por mensaje de texto no es una manera de romper una relación, y la persona que recibe un mensaje de esta manera puede pensar legítimamente que merece otro tipo de explicaciones que tengan que ver con lo que le pasó a la pareja, o la necesidad del otro de buscar otros horizontes, en fin palabras que expliquen los motivos de la ruptura. Este no saber produce mucha angustia y entonces se siente opresión en el pecho, taquicardia, sofocación y muchos otros síntomas. De todos modos esto no es nuevo porque hemos escuchado hasta el cansancio en otras épocas hombres que decían “voy a comprar cigarrillos” y no volvían más, es decir que este es un modo de separación viejo como el mundo, cambiaron las formas porque están las nuevas tecnologías.
Una persona se entero que su novio la había dejado porque se fue a vivir con otra. Pero en realidad esto de querer saber, si bien alivia, no ayuda a conocer verdaderamente las razones, porque es ilusorio pensar que puede decirse todo y saberse todo del otro y también de uno mismo.
Decia una paciente, “mi novio me escribió diciendo que era mejor que no nos veamos más, pero me parece que es injusto que no me explique, por que yo lo necesito. Porque verdaderamente produce mucha frustración y hasta humillación ser dejado sin explicaciones y a veces hasta uno niega que esto sea verdad como una manera de evitar el traumatismo que se produce. Y muchas veces ellas comienzan a realizar un verdadero espionaje para comprender utilizando todos los medios disponibles. Porque el problema de las nuevas tecnologías es que si uno quiere, siempre queda en contacto de alguna manera. Me parece que si quien es dejado se corre de esta persecución y acepta que el vínculo ya terminó va a poder hacer el duelo por lo perdido y reencontrar un nuevo amor porque si uno trata de perseguir al otro, es muy difícil poder separarse y dejar de sufrir.
Claro, cuando las separaciones son tan brutales es difícil hacer el trabajo de duelo porque hay, además del amor perdido, una herida narcisística muy grande y esta es una dificultad para los dos miembros de la pareja. Porque no se puede realizar el trabajo psíquico necesario para cerrar el dolor que lleva implícita toda separación si no se acepta la perdida para continuar viviendo. Es decir que sin el trabajo de duelo las heridas quedan abiertas, no pueden cicatrizar y se corre el riesgo de entrar en una repetición toxica.
Son más los hombres que utilizan esta forma de ruptura exprés porque les resulta difícil enfrentarse a una mujer que está triste y no soportan por lo general verla llorar, porque ellos en general para poder separarse anulan lo afectivo. Las mujeres en cambio en ese sentido son más corajudas, pero igualmente también pueden, en algunos casos, utilizar las tecnologías para dejar a alguien.