El equilibrio permanente en la vida no existe. Hay muchas personas que creen que lo permanente va a ser la solución a todos los problemas, cuando justamente la búsqueda de lo permanente muchas veces hace que nos equivoquemos y que tengamos complicaciones. Sabemos que el equilibrio constante que se adquiere de una vez y para siempre no existe dentro de lo viviente, mas bien uno encuentra algo que estabiliza en un momento pero que en otro eso mismo puede causar desestabilización. Esto es así porque los sentimientos y las emociones van cambiando y por lo tanto las necesidades de cada uno también van cambiando y son diferentes. Esto requiere de cada uno de nosotros flexibilidad, adaptación y también una capacidad de dejar ir en determinado momento eso que pensamos que era definitivo.
Decia una paciente “Tengo la impresión de que todo es superficial, no sé cómo comportarme, porque hay que ser lindo, inteligente y cumplir con un montón de mandatos. Hay muchas cosas que me gustan, pero la dificultad para conseguirlas me da miedo”.
El verdadero equilibrio esta justamente en aceptar que hay desequilibrio, porque alivia y da una cierta estabilidad reconocer que algunas veces podemos y otras no.
Pero hay una diferencia entre preguntarse por el sentido de la vida en cuanto a lo filosófico y cuál es el sentido que quiero darle a mi vida, son cosas distintas.
Una cosa es dejarse llevar por los mandatos sociales o familiares y otra es asumir la responsabilidad por el manejo de la propia vida y hacerse cargo de los propios deseos y las consecuencias que esto pueda tener. Esto quiere decir tomar decisiones de acuerdo a los valores, principios, prioridades, los sueños o las aspiraciones propias y hacer algo con eso. Claro que cuando uno busca vivir sin riesgos termina por no hacer nada y quedarse con las ganas.
Hay personas que tienen muchos recursos para desarrollar y así lograr tener una vida placentera, pero no lo hacen. Para poder resolver los miedos y la angustia que impide poner en valor todas las capacidades, es necesario realizar un trabajo interior para entender qué está pasando. Muchas veces el miedo al cambio es un freno poderoso, es por eso que cuando hay un conflicto entre nuestros deseos y nuestros actos es necesario hacer una consulta.
Cuando uno se pregunta sobre el sentido de la propia vida, ese es un signo de maduración, porque hay una toma de conciencia interna que hace que alguien pueda preguntarse sobre la responsabilidad de sus actos. La manera en que uno puede sentir que vive plenamente es tratando dentro de lo posible que se cumplan los sueños y asi tomar verdadera conciencia de la motivación personal, es decir por qué es importante para mi hacer tal cosa que deseo y no eso otro que se espera de mi, pero que no tiene nada que ver conmigo.
Muchas veces cuando los pacientes se quejan de que no encuentran placer en las cosas que hacen se les pregunta, que piensa que podría hacerlo feliz, cual es su sueño? Al principio no saben, pero luego de un tiempo de trabajo de análisis, pueden pensar en llevar a la práctica determinadas acciones que estaban reprimidas porque imaginaban que no iban a poder y que en un determinado momento pueden desplegarse.
Hay muchas personas que, ya grandes, dicen “y yo no hice tal cosa porque a mí de chico no me dejaron”. Es cierto que cuando los padres no alientan al niño la cosa se hace más difícil, pero esto no es motivo como para que una vez adulto continúe obedeciendo este mandato paterno y decida no tomar las riendas de su vida.
La confianza en uno mismo se conquista, es decir que hay que sortear todos los obstáculos externos y sobre todo los internos que cada uno encuentra en el curso de su vida. Pero si pensamos en una vida sin fallas estamos en problemas, porque todos tenemos nuestros fracasos, miedos y complejos, o sea que dudar de uno mismo y no tenerse confianza es inherente a la condición humana y los héroes que consiguen todo lo que quieren sin temblar no existen más que en la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario