Llamamos obesa a una persona que tiene una masa de tejido graso mucho más importante que la de la media general y esto va acompañado de complicaciones graves y un deterioro de la calidad de vida.
Es una de las llamadas enfermedades actuales o de la época, y constituye un verdadero problema social que es presentado por los medios de comunicación como una plaga de los tiempos modernos y según pediatras y nutricionistas se viene incrementando.
Se sabe que al menos el 20% de la población infantil es obesa.
Como características generales de este trastorno tenemos la falta de un comportamiento adecuado, es decir que no hay conciencia de enfermedad. Porque se quejan y aparentan malestar pero no pueden hacer nada para modificar su actitud. Es mas, frente a la menor frustración comen desaforadamente sin ningún límite. Recuerdo un paciente que decía, “yo no disfruto, engullo para llenar un vacío”, es decir que hay una negación muy grande y no hay correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace porque a pesar de que muchas de estas personas buscan un tratamiento para adelgazar, queda en promesas a la menor frustración. Porque además no hay un tratamiento para todos. Se debe buscar lo singular de cada uno, lo individual, qué le pasa a cada uno y por qué deposita en el cuerpo su angustia. Porque la obesidad no es un simple problema de comportamiento sino mas bien una dificultad en donde el propio cuerpo que queda fuera de control.
Por ejemplo puede tratarse de una histeria femenina donde esa imagen de cuerpo obeso puede representar un rechazo de la posición femenina. Ahí es donde la psicología tiene mucho para aportar para ver cuáles son las causas que hacen que esa persona agreda tanto a su cuerpo.
Puede también tener como causa protegerse contra un deseo reprimido, es decir que puede haber muchas razones, pero es necesario hacer una escucha personalizada. En psicología no hay un para todos y también es necesario decir que la medicación sola no alcanza, porque es como un bastón, ya que vivir medicado y adormecido durante mucho tiempo no es vivir. De todos modos hay que tener mucho cuidado, porque a veces primero hay que trabajar sobre otras causas y luego la pérdida de peso viene sola. Por lo general el comer es un acto compulsivo, es decir que hay una necesidad de actuar sin pensar y cuando se traba eso, aparece la angustia. O sea que aparece la angustia y compulsivamente va y come sin limite. Hay pacientes que no quieren saber y hay que trabajar muy despacio y de manera muy respetuosa. El cuerpo del obeso es un demasiado lleno que él vive como un vacio infinito. Pero insisto con que hay que tratar caso por caso, porque no se trata de curar enfermedades sino que hay personas que padecen y enferman. Y enferman de enfermedades complicadas como hipertensión, infarto, diabetes, dificultades respiratorias, endocrinas, problemas articulares, infertilidad, problemas menstruales, impotencia en los hombres entre otros.
Por supuesto que en general hay un deterioro en la calidad de vida, porque se ve dificultada la locomoción, la higiene, el vestirse, dificultades sexuales, también discriminación social, también hay una menor expectativa de vida
Causas
Se produce en los primeros años de vida y la relación con la madre. Por ejemplo una madre demasiado presente que no permite la separación, en un determinado momento se produce un sentimiento de vacio justamente por la ausencia del objeto capaz de aportar alivio porque no se pudo internalizar a la madre. Se trata aquí de una angustia muy intensa, sin límites. Este vacío debe ser colmado por una sustancia (alimento) y no por la capacidad de poder estar consigo mismo.
Esta sociedad de abundancia en la que vivimos que por un lado nos ofrece bocados de todo tipo y color y por el otro indican que los cuerpos para ser bellos deben ser muy magros. Esto es de un nivel de contradicción que enferma a muchos sujetos.
Aquí hay hambre, pero no de comida. Algo interesante es preguntarnos de qué hambre se trata. Con frecuencia se comienza por el final, es decir por hacer régimen. O sea que sin saber las causas, se comienza por privaciones, y toda privación comprende una frustración que lleva a la transgresión. Pero tenemos que pensar que tiene muchas aristas y que no puede someterse a una persona con obesidad mórbida a un régimen sin realizar primero una escucha acerca de lo que le pasa. De lo que se trata básicamente es de ayudar a las personas obesas a vivir mejor y ofrecerles herramientas para desenredar los diversos mecanismos y las variables en juego, en fin que fundamentalmente puedan encontrar la libertad que durante mucho tiempo les estuvo vedada y además reconciliarse con su propia historia y hacerse cargo de lo que les pasa.
La persona obesa tiene un grado de dependencia bastante importante. Muchos de estos pacientes, confunden límites con rigidez, y flexibilidad con permisividad cuando participan en programas terapéuticos. Les cuesta enormemente asumir la responsabilidad de su autocuidado. La discriminación sobre todo está relacionada con determinados prejuicios y también un mandato cultural que piensa que para ser exitoso es necesario ser delgado, rubio y de ojos azules. Los atributos físicos han pasado a ser algo más que una característica individual. Una persona gorda hoy día está condenada a la exclusión, tiene dificultades para conseguir trabajo y si lo consigue es uno de poca jerarquía. Esto trae consecuencias en la autoestima, altera las relaciones interpersonales. Incluso si se quieren comprar ropa también es complicado, porque no hay talles. Los gordos son desvalorizados permanentemente, y se enfrentan a la misma presión social, pero cada uno hace una elaboración diferente de la situación. Esto de acuerdo a la historia personal y en combinación con los conflictos que genera un medio social hostil, puede producir patologías diversas.
El problema es que no solo estos problemas se dan en los adultos, sino que hay serios problemas en los niños con el tema de la obesidad y la discriminación. Lo que tenemos que tener en claro es que esta es una enfermedad, porque ser obeso es una adicción a la comida y ser adicto es “no tener palabras”. Es decir que estas personas sufren porque no pueden hablar.
Es muy importante hacer hincapié en la educación para la alimentación, porque los chiquitos se alimentan mal, no se los acostumbra a una nutrición sana y así terminamos con adultos obesos. Y en ese momento es cuando cuesta mucho más bajar de peso, cuando la obesidad se transforma en mórbida”.
La discriminación que sufren las personas con obesidad
En esta lucha desesperada por alcanzar el peso más bajo posible, el obeso es visto como aquello a lo que se tiene miedo y no se quiere llegar a ser. Las personas obesas sufren constantemente la humillación y la discriminación de una sociedad que no está adaptada para ellos, que les teme y los rechaza. La sociedad debe aceptar y respetar a la persona excedida de peso y brindarle las mismas posibilidades que al resto de los individuos.
Las personas tienden a pensar ‘que está así porque quiere’, ‘no tiene voluntad’ o ‘no quiere adelgazar’ y se lo ve como alguien carente de voluntad y compromiso, inclusive muchos empleadores plantean estos argumentos para rechazarlos.
Asimismo, creen (o dicen creer) que es una enfermedad que condiciona el desempeño de los quehaceres laborales. Si bien esto puede ser cierto en algunos casos, hay muchas tareas que pueden desarrollar personas obesas o delgadas por igual ya que la obesidad no afecta la capacidad intelectual.
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