sábado, 19 de noviembre de 2011

En la pareja, como vivir juntos y sentirse libre

La pregunta es cómo conciliar el deseo de autonomía y el convivir en pareja. La verdad es que no es fácil, pero si se logran armonizar estas dos posiciones es posible tener una convivencia armoniosa.
Hay muchas personas que dicen que ésta es la era del erizo, porque mientras están alejados les falta el calor del prójimo, pero cuando se acercan un poco, las espinas hacen que se lastimen. Mas allá de esta metáfora lo que habría que encontrar es una distancia adecuada entre el deseo de autonomía y las ganas de estar con el otro, porque acá nos encontramos con una paradoja que tiene que ver justamente con estas dos posiciones que parecen inconciliables.
La vida en pareja es deseada, pero el individuo quiere guardar su intimidad, su independencia y diferenciarse de los otros. Es decir que “estar con” el otro es algo muy importante porque uno no se construye solo, pero no por satisfacer esta necesidad se va a relegar el crecimiento personal.
En la vida amorosa aparece este deseo doble, es decir estar solo y estar con el otro. Y hay parejas que tratan de conciliar estas dos situaciones alternando periodos de vida en soledad y otros viviendo en pareja, mientras que algunos viven en pareja pero en casas separadas aunque la mayoría vive bajo el mismo techo.
En una encuesta realizada se comprobó que hay tres momentos importantes en que las parejas hacen cosas juntos, sexualidad y descanso, comidas y televisión. El resto del tiempo cada uno lo dedica a sus actividades personales. En realidad lo importante es encontrar un equilibrio entre la fusión y la división absoluta, es un entre dos que bascula entre lo individual y lo colectivo. Aun cuando en una pareja ambos realicen actividades diferentes, uno puede comentarle al otro todos los pasos y los resultados, y el otro puede interesarse por un proyecto de su pareja y entonces por ahí no sabe los pormenores, pero esta interesado en las actividades de la persona con quien tiene un proyecto común y además al interesarse le está diciendo “lo que vos haces me importa” y este tiempo cuenta tanto como el tiempo compartido.
Entonces vivir bajo el mismo techo puede permitir a cada uno desarrollar sus capacidades personales y tejer un lazo con el otro sin necesidad de que sea o muy laxo o muy cerrado. Esto se consigue dejando espacio para lo privado y el respeto mutuo aceptando la reciprocidad, esta es una manera de ser libres estando juntos.
La televisión a veces puede ser un motivo de discusiones en la pareja porque absorbe la mayor parte del tiempo común; los problemas aparecen porque al hombre le gusta hacer zapping y por lo general es el quien tiene el telecomando y entonces aparecen las diferencias porque los intereses son diferentes.
Igualmente los hombres y las mujeres no tienen el mismo concepto acerca de lo que es el tiempo personal y el tiempo compartido.
Cuando el hombre está en la casa desea que su mujer no se vaya y ahí tiene un comportamiento mas fusional, pero, por lo genera,l en el momento en que él lo decide; y cuando él está dedicado a sus ocupaciones personales (sea trabajo o amigos) se olvida del contexto domestico.
En cambio la mujer está más atenta, mas vigilante y le interesa dar y recibir signos de atención. Ella espera que cada uno demuestre, lo más que pueda, el interés por el otro. Es decir que vive más sobre un continuo y no hace cortes tan tajantes como el hombre, porque aunque esté ocupada en sus propios proyectos está atenta y disponible para los otros.
Igualmente la vida en común tiene momentos apasionantes y otros que no lo son tanto. Hay muchos que idealizan la relación y tratan de jugar un rol determinado y se esfuerzan por disimular los defectos y los puntos débiles para no mostrar más que una imagen ideal de sí mismos y de la relación.
Pero la verdad es que la vida en pareja tiene dificultades que por lo general están relacionados con las diferencias entre los espacios de intimidad de cada uno y de la intimidad de la pareja. Para estar lo mejor posible hay que respetar los espacios propios y los del otro y también poder transformar dentro de lo posible, los proyectos individuales en un espacio compartido.

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