Decir que alguien tiene sexapeal, carisma o encanto nos evoca una cierta capacidad de seducción. Probarse ropa, o arreglarse el cabello, o aun un señor que se afeita y se pone perfume, en todo eso está implicito el deseo de gustar, de caer bien, es decir seducir en el sentido mas amplio del termino. Esto es algo normal para los seres humanos porque desde la infancia buscamos llamar la atención y ser amados y para eso hay que intercambiar, negociar y convencer. Para lograr nuestros objetivos es necesario el encanto y la capacidad de seducir de alguna manera. Algunos seducen con la inteligencia, otros con el cuerpo, otros con la mirada, no hay una única manera de hacerlo y no es para todos, porque lo que para algunos puede ser seductor, a otros les puede causar rechazo.
Y el sexappeal en un punto es el que garantiza la sobrevida de la especie, porque seria como el llamado de la reproducción que tenemos en nuestros genes, pero sobre todo el otro nos atrae por mecanismos inconcientes. Es decir nos llama la atención un olor determinado, una voz y no otra. La voz es un parámetro de elección del partenaire y hay mujeres que llegan al orgasmo solo cuando su pareja les habla de una manera determinada. De todos modos no hnos referimos solamente a la atracción sexual, porque tambien somos sensibles a otras sensaciones que hacen que la vida de relacion sea mas placentera. Podemos por ejemplo atribuirles encanto a ciertas personas que tienen una capacidad para disfrutar y ven la vida de una manera mas festiva. Un señor puede ser encantador si es entusiasta y comunicativo y tiene una manera de ser que da placer estar a su lado. O una mujer puede ser encantadora cuando es seductora, o tiene una risa cristalina, o un andar que llama la atención. A algunas personas esta manera de ser les abre todas las puertas porque parece que tienen la formula mágica para conseguir casi todo lo que desean. Pienso por ejemplo en algunos lideres políticos o espirituales que son portadores de una conviccion tal que hacen que tengan muchos seguidores. Porque ese carisma en su mejor costado, permite aclarar el camino de otros. Pero esto tambien tiene sus riesgos, porque se puede caer en el extremo de creerse un guru o semidios.
Esto mismo sucede con la seducción que tambien tiene un costado ambivalente. Hay muchas personas que consiguen lo que quieren a través de la seducción. Cuando es espontaneo es interesante porque hay una capacidad especial para gustar, pero para algunos o algunas es una estrategia enfermante, porque la seducción no es un fin para conseguir otra cosa sino un fin en si misma. Aquí habría que distinguir el acto de seducir naturalmente con un real interés por el otro, de la manipulación donde el fin es mostrar el poder de seducción y el otro importa poco, y se me ocurre pensar en aquellos que quieren emular a Casanova.
Pero hay otras formas de seducción que tienen que ver mas con el conocimiento de uno mismo y de aceptación de lo que uno es, lo que permite crecer y desarrollar todo su potencial, aun en las actividades cotidianas. Esto de seducir nos hace pensar en el deseo de gustar, de llamar la atención. Seducir es fascinar a los otros, sacarlos de su manera ordinaria de sentir, de amar, de pensar y ponerlos bajo una magia especial, hace sentir especial. Es decir que existe otro que subyuga porque se maneja de una forma que cautiva y que ese encanto no es ni razonado ni intelectual sino que es algo natural.
Hay algunas personas que solo encuentran atractivos a aquellos que son inaccesibles y cuando consiguen llamar su atención pierden todo su interes. Aca hay una falta de confianza en si mismo y hay que pensar si ese sujeto verdaderamente quiere establecer un vinculo. En esos casos un análisis puede ser muy beneficioso para poder entender que ha sucedido en su historia personal que impide seducir y ser seducido, como uno de los atributos que tienen las personas para vincularse con sus semejantes.
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